viernes, 30 de octubre de 2020

Alcanzar la Sabiduría; inmortalidad y legado imperecedero


 Del libro de la Sabiduría 8, 1-21b

La sabiduría alcanza con vigor de extremo a extremo y gobierna el universo de extremo a extremo. La quise y la ronde desde muchacho y la pretendí como esposa, enamorado de su hermosura. Su unión con Dios realza su nobleza, siendo el dueño de todo quien la ama; es confidente del saber divino y selecciona sus obras.

Si la riqueza es un bien apreciable en la visa, ¿Quién es más rico que la sabiduría, que lo realiza todo? Y, si es la inteligencia quien lo realiza, ¿Quién es artífice de cuanto existe, más que ella? si alguna ama la rectitud, las virtudes son frutos de sus afanes; es maestra de templanza y prudencia, de justicia y fortaleza; para los hombres no hay nada en la vida más provechoso que esto. Y, si alguien ambiciona una rica experiencia, ella conoce el pasado y adivina el futuro, sabe los dichos ingeniosos y la solución de los enigmas, comprende de antemano los signos y prodigios, y el desenlace de cada momento, de cada época.

Por eso, decidí unir nuestras vidas, seguro de que sería mi concejera en la dicha, mi alivio en la pesadumbre y la tristeza. Gracias a ella, me elogiara la asamblea, y, aun siendo joven, me honrarán los ancianos; en los procesos, lucirá mi agudeza, y seré la admiración de los monarcas; si callo estarán a la expectativa; si tomo la palabra, prestaran atención, y, si me alargo hablando, se llevaran la mano a la boca.

Gracias a ella, alcanzaré la inmortalidad y legaré a la posteridad un recuerdo imperecedero. gobernaré pueblos, someteré naciones; soberanos temibles se asustarán al oír mi nombre; con el pueblo me mostraré bueno y, en la guerra valerosos. al volver a casa, descansaré a su lado, pues su trato no desazona, su intimidad no deprime, sino que regocija y alegra.

Esto es lo que yo pensaba y sopesaba para mis adentros: la inmortalidad consiste en emparentar con la sabiduría; su amistad es doble deleite; el trabajo de sus manos, deleite inagotable; su trato asiduo prudencia; conversar con ella, celebridad; entonces me puse a dar vueltas, tratando de llevármela a casa.
Yo era un niño de buen natural;, dotado de un alma buena; mejor dicho siendo bueno entre en un cuerpo sin tara. Al darme cuenta de que sólo me la ganaría si Dios me la otorgaba -Y suponer el origen de esta dadiva suponía buen sentido-, me dirigí al Señor y le supliqué: y se me concedió la prudencia; invoqué, y vino a mí Él Espíritu de Sabiduría y la preferí a los cetros y tronos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario