martes, 14 de mayo de 2024

Una liturgia apegada al "rubricismo" no favorece la comunión con Dios

 

Comentario a la audiencia del Papa Francisco a los profesores y alumnos del Instituto Superior de Liturgia del Ateneo Universitario Sant Pacià de Barcelona, España. (10 de mayo del 2024).

“El hombre es para la liturgia, porque es para Dios, pero una liturgia sin esta unión del hombre con Dios, es una aberración”. El Papa comienza parafraseando un poco las palabras de Jesús sobre el sábado "El sábado a sido constituido para el hombre, y no el hombre para el sábado" (Mc 2,27). Dándole más fuerza, al calificar el rubricismo como una "aberración", no es para menos, en los evangelios las exhortaciones más punzantes de Jesús son las referentes al "fariseísmo" de los religiosos de su época, que viven una religiosidad de apariencia sin alimentar el corazón, por tanto, sus ritos eran simplemente falsedades para ganar prestigios y alimentar sus vanidades. 

Todo rito litúrgico tiene una finalidad que no se debe olvidar, es favorecer el "encuentro en torno a Dios", sin este favor es poco el provecho que los cristianos podemos sacar de las celebraciones, ¿de que valdría una ceremonia bien organizada, limpia y fiel a las rubricas hasta el extremo, si el espíritu de los celebrantes se encuentra enemistado? ¿Si la finalidad primordial se ha desplazado para dar paso a elocuciones soberbias y demostraciones de poder? Ese no es el camino de la cruz, este camino marcado por Jesús y San Pablo en sus cartas, un espíritu que debe estar reflejado en la liturgia, es una "obediencia[...] para el servicio, para vivir el mandato supremo del amor fraterno, en lo que Dios nos pida" y lo que pide es imitar a su Hijo Jesús, en sus modos, sus formas y sus acciones "Tened los mismos sentimientos que Cristo Jesús" (Flp 2,5).

En lo personal considero que todo esto no es desplazar la fidelidad a las enseñanzas canónicas y litúrgicas de las celebraciones, eso es un extremo erróneo y lamentable, más bien, el correcto arte de celebrar es el lugar propicio para hacer presente ese espacio de encuentro con Dios y el prójimo, pues la liturgia empapa la vida, es la raíz donde el árbol se alimenta y se sostiene, arraigado a la tierra, y lo haga "pronto para la obra de Dios" en su realidad concreta. Entonces se busca el correcto equilibrio que no esta solo en el seguimiento fiel de las rubricas sino en el espíritu de los hombres, en su amor fraterno, en su capacidad de dejarse moldear y moldear al Dios de Jesús en la historia.

"trabajar para hacer vida nuestra liturgia cotidiana, para que exprese, cuestione y nutra esta relación" termina diciendo el Papa, es un comunicar lo que contemplo (San Agustín), un reflejo de la vida interior y el fundamento teológico de cada cristiano, tanto como el que preside como los demás celebrantes, pues no debemos poner la mirada solo en el presidente, es fundamental que él sea el primero en favorecer el encuentro, pero cada uno dispone para si lo que manifiesta para los otros, así las comunidades son capaces de hacer de su liturgia la verdadera acción del ejercicio del sacerdocio de Jesucristo (SC 7).

De manera practica concluyo diciendo: hay que alejarse de la tentación del rubricismo, desde la literatura que se tiene; ya que no podemos pasar solo leyendo las prenotadas, normas y libros sobre la sagrada liturgia como cabecera, descuidando la centralidad de la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, la formación teológica y la lectura teológica de la historia. Hay que dejar de centrarse solo en las formas y dedicarse de lleno a los contenidos; el celebrar correctamente es necesidad de cada uno y debe tenerse presente siempre, pero los contenidos se actualizan constantemente y es lo que da forma a las materias, es lo medular de las celebraciones, lo que queda y germina en algo más grande. No rasgarse las vestiduras por los colores y lugares "no dignos", no hay que gastar fuerzas en ser un cazador de pequeñeces, la liturgia no es eso, la liturgia en una solemne libertad entre lo indicado y lo que nosotros aportamos a su belleza.

En la foto: Monseñor Arturo Rivera y Damas celebrando una misa en los pasillos del seminario San José de la Montaña para un día de la familia. 

miércoles, 7 de febrero de 2024

¿Porque soy todavía cristiano? I Parte

 Meditaciones llevadas por la lectura del libro de Hans Urs von Balthasar - ¿Porque soy todavía cristiano? de 1974.

En los primeros siglos no era necesaria una reflexión eclesiológica profunda sobre la esencia de la Iglesia, su contenido y acción eran claros para todos los que se profesaban seguidores de Cristo, más todavía, la "Iglesia" era la «forma» que se trascendía a si misma en la «materia» que es la humanidad, como bien lo dice Jesús en la parábola de la levadura (Mt 13,33), que no puede comerse sola, solo es fecunda envuelta en la harina que hace la masa.

Ya el Concilio Vaticano II retomó este sentido de trascendencia eclesial, como parte indiscutible de su esencia, como «forma», y en función del mundo como «materia». Esto fundamenta cada vez más los deberes apostólicos de la Iglesia de los primeros siglos -y la de hoy- que, a pesar de su historia y lo que ha sufrido mantiene intacto el deber evangelizador que recibió del mismo Cristo (Cf. Mt 28,19).

Pero, ¿como podríamos comparar la tarea titánica de los primeros cristianos en la evangelización del mundo pagano con la lucha de los cristianos tibios y ralos de hoy contra el mundo secular? pues, ambas tareas son inverosímiles, y los poderes establecidos nunca han podido con ese movimiento que contiene una fuerza pujante e invencible, se debe conciderar que es deber de la Iglesia «cabeza» (como el Concilio) enviar a los nuevos discípulos con una nueva convicción a enfrentarse al mundo de hoy, pidiendo a resumidas cuentas algo sobrehumano: No ser una comunidad estática y cerrada en sí misma, sino convertirse en una iglesia dinámica y apostólica, dotada de la fuerza de la unidad, ¿Como podría de otro modo penetrar la coraza del mundo moderno?

Esta fuerza de unidad -de la que debe brotar todo- ha sido siempre la fuerza del crucificado, que renuncia a usar los medios del mundo y usa las fuerzas más poderosas y eficaces para resolver los problemas de la humanidad. Así, nosotros ya no podríamos buscar un lugar como «superhombres» , será simplemente como «santos» que están cerca del Señor crucificado y también de los hombres, por quienes murió. De este modo no deberían hablar de "estar en dos lugares" o de dos sitios, como si se tratase de contrarios -o peor de opuestos- se debe hablar de un mismo lugar, mejor, de un único lugar que mantiene tensiones pero es capaz de habituarse, vivir y convivir en él.

Así la existencia cristiana tiene que ser expresión de la fe, plasmada y guiada por ella, por consiguiente no puede torturarse con problemas insolubles, por ejemplo; atormentarse pensando en como de un "Yo" pecador e indigno Jesucristo pueda hacer un testimonio vivo, cierto y cercano que representa a su Señor. Pensar también en quimeras intelectuales con pretensiones espirituales sobre si estoy cercano o lejano de un cierto estado de gracia. Dentro de la realidad de Cristo, antes, durante y después de su pasión (y sobre todo de la resurrección) mi participación en la realidad de Cristo es total ¡Es al Señor al que asimilo en la eucaristía! ¡Al que le entrego mi ser y cuya pasión celebro en la cena del cordero! la vida se compromete en estos dos puntos, uno en función del otro: El primero es Dios en Cristo y el segundo en el prójimo.

jueves, 18 de enero de 2024

Nuestras manos

    Esas manos son tus manos,

pero pasan sobre sus manos, 

manos de hombres,

pero son tus manos, 

y también son mis manos,

que duro fuera si solo son las mías,

pero también son las tuyas,

quiero que sean solo tuyas

aunque me digas que quieres las mías

y quiero yo que sean iguales

siendo la misma carne

aunque solo vea barro,

porque las tuyas son preciosas

y las mías solo sombras

de lo que haces con las mías.

Sean solo manos

son nuestras manos,

manos de hombres

y tus manos de Dios.