Santo Tomas de Aquino |
El bien es un contemplación de la verdad, el carpintero busca
el Angulo recto, al igual que el geómetra, pero uno lo busca para uso práctico y el otro
para expandir su trabajo intelectual, pero ambos buscan un bien que en si es
igual y ese es la verdad, la verdad pues tiene que ver en el asunto del bien pues ¿que mayor bien hay si no es estar en la plena verdad?, pero ese sera otro tema.
En la filosofía antigua así como en Aristóteles, los bienes son divididos en tres, según las "divisiones" hechas por Platon de la persona; estas divisiones son: Las exteriores, que son importantes y que llevan al bien por excelencia, las del alma, que son las acciones anímicas, y las del cuerpo que son las de vital necesidad corporal.
El fin consiste en ciertas acciones y actividades, pues así se desprende de los bienes del alma y no de los exteriores, como se podría decir de todo, hay que concretizar lo que se filosofa, así como la virtud de la generosidad no puede existir si no es en cuanto se hace actividad, por ello el hombre que hace bien, vive bien y actúa bien.
Es evidente, además, que todas las condiciones requeridas
para la felicidad se encuentran en nuestra definición. En efecto, a unos les
parece que es la virtud, a otros la prudencia, a otros una cierta sabiduría, a
otros estas mismas cosas o algunas de ellas, acompañadas de placer o sin él;
otros incluyen, además, la prosperidad material. De estas opiniones, unas son
sustentadas por muchos y antiguos; otras, por pocos, pero ilustres; y es poco
razonable suponer que unos y otros se han equivocado del todo, ya que al menos
en algún punto o en la mayor parte de ellos han acertado.[1]
Aristóteles está de acuerdo con los que dicen que la felicidad es la virtud o alguna clase de virtud, pues la actividad conforme a la virtud es una actividad propia de ella.
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