miércoles, 16 de agosto de 2023

La vía de la humildad

La afrenta recibida, así como el insulto, la calumnia y el dolor causado por otras personas es en al alma lo que un puñal al cuerpo, pero también buenos deseos mal orientados y decisiones no discernidas correctamente sobre la vida de alguien pueden causar grandes daños y trazar dolorosos caminos que deberían de ser de crecimiento y provecho.

Por ejemplo, alguien que tiene sometida su voluntad a un superior o jefe, debe comportarse de tal modo que su actuar queda condicionado a su superior, ya que su vida -como la conoce- depende de agradarle y hacer lo que le mande y detectar las formas de ser que el otro desea de él, pero, como sucede usualmente, las capacidades y talentos que tiene el discípulo son mayores al superior, sus sueños e ideales son más puros y su intención más recta, así el maestro ya viciado por la vida y dado al acomodamiento tiene de menos lo que el pequeño tiene por totalidad, así sucede que las decisiones y limites que el mayor le impone al alumno son chocantes y dolorosos, esto es hipotético y no es siempre y en todo caso, solo me baso en la observación de casos que he visto repetirse, incluso me ha sucedido a mí, ocurre también que las competencias que posee el discípulo son mayores a las de su superior, posee talentos y habilidades que el otro no posee, también capacidades intelectuales mayores, o simplemente su personalidad es contraria y muy distinta, con esto no me refiero -ni hago referencia- a la mala voluntad por parte de alguien que tiene a su mando otra persona, dejo de lado las influencias del mal espíritu y aquellos que se dejan guiar por el camino de la maldad, el egoísmo, la envidia y la rivalidad, solo dejo a alguien que, con buenas intenciones y limitadas apreciaciones hace imposible y miserable la vida de otro, no al extremo de hacer o desear su daño sino que con una mala orientación de su sentido de responsabilidad y usando de su poder infiere negativamente en el crecimiento del formando y lo limita a explotar toda su potencialidad, además que puede truncar su buena voluntad y desviarlo del camino recto por el que él y Dios quieren guiarlo, matando en el las ilusiones del primer amor y las rectitudes del corazón que una vez admiro de sí mismo.

Ante esta penosa situación quedan tres caminos; el primero y más fácil es abandonar, ya sea renunciar al trabajo o vivienda, alejarse completamente de esa persona y recuperar la autonomía que suponía perder, siempre es el orgullo quien libera esta empresa y son pocas veces cuando en realidad es un acto de valentía (es así solo cuando la situación ha llegado a un extremo que atenta contra la libertad del espíritu y realmente se tiene que salvar la vida y la integridad) en el camino de la soberbia se ha dejado fermentar el odio en el corazón y los resentimientos y ardores son liderados por todo mal pensamiento -por ende del mal espíritu- llevando a conclusiones precipitadas e impulsivas, este camino no es el indicado, nunca hay que actuar cuando los aires son pesados ni cuando en el corazón está recién lastimado, el que abandona por el impulso del orgullo está destinado a sentirse arrepentido de su circunstancia y vivir atormentado con pensamientos de aquello que pudo ser si tomaba otro camino.

El segundo camino es el de la revolución, este camino es liderado por el espíritu de cambio y el anhelo de mejorar las cosas, lo impulsa la teoría basada en la transformación y la liberación de aquellos sistemas que oprimen e impiden crecer, lo alimentan las criticas y los sueños del mañana que siempre prometen cosas nuevas y mejores, es una comparación constante de la realidad con lo ideal, es frustrante el camino y dificil su buena ejecucuión, la revolución es sin duda el camino optimo si su base es liderada por el buen espíritu, si su motivación es la verdad y su fundamento esta en ella, por ejemplo, si alguien esta propuesto para ser obispo, deberia de aceptar solo si tiene un espiritu transformador y de cambio, si la verdad esta en él, de lo contrario solo será un obstaculo, del mismo modo la revolución y lo novedoso es dificil de encontrar y de colocar como motor de mis acciones, por lo tanto -en la mayoria de los casos- la revolución va germinando como mala semilla y solo da pasos hacia la ruina y la desolación, el que escoge ese camino ante la vida que le perjudica esta pronto a acabar mal, perdera su seguridad y su ideal se verá hecho añicos ante el duro muro de la realidad, ante esto solo me gustaria decir que jámas hay que dejarse ilusionar del todo por ideales perfectos, el cesped siempre es más verde en el otro patio, pero esto solo es una perspectiva, y como tal es equivoca, solo la revolución del corazón e ir formandote mejor cada día llevara dentro de ti el cambio que tanto deseas.

La tercera es la que da nombre a este blog, y al menos en mi corta vida la que más frutos me ha dado, esta es la vía de la humildad, no entendida como dejarse manipular y pisotear, eso es ser debil, la humildad está cimentada en la fortaleza del espíritu, ante todo lo dicho al principio la mejor manera de correguir y realmente custodiar la integridad es aceptar al otro como es e ir transformandolo solo con el ejemplo y la dulzura de la humanidad, demostrarle que mi capacidad y mi poder es el resistir y tener siempre esperanza y alegria, que su unico poder sobre mi es aparente y que realmente soy un ser libre y autonomo, si mi voluntad le debe obediencia es porque así lo deseo y lo hago por una convicción evangelica y moral, su poder sobre mi es nada más disciplinar y sus afrentar (o correcciones), limitaciones y reducciones solo contribuyen a la formación integral de mi persona, está es la vía de la humildad, que va acompañada de la obediencia, y la verdadera capacidad de dialogo, de defensa, de tener argumentos y fundamentos ante aquello que llegue a ser falso o perjuducial, es ser maduro enteramente, es ser firme en mi proposito y en muchos casos cuando la situacion en verdad es penosa y parece que esta vía se queda aplastada ante los caminos de la soberbia y vanidad solo queda resguardarla en el interior y tener la esperanza que aquellos que te rodean podran gozar de una verdadera paz y cuando lleges a tener poder podras gobernar no con este, sino con una verdadera autoridad, entendiendo al projimo, entendiendo lo que padece y siendo conciente de sus nececidades y respetando sus anhelos, sueños e ilusiones, serás entonces un verdadero superior, un excelente comandante y jefe, que no usa su poder para dominar sino más bien para construir caminos y alamedas donde los que van detras de ti puedan sentirse seguros y caminar firmemente.

Algunos hombres son poderosos, pero el verdadero poder es hacer poderosos a los demás.

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